XC CRUCERO DE INSTRUCCIÓN. VIDA A BORDO, 2 DE JUNIO DE 2018

Categoría: Noticias
Publicado el Sábado, 16 Junio 2018 18:34
Escrito por jeronimo
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Adiós Valparaíso, adiós Velas

Ayer en babor y estribor de guardia, mientras nos alejábamos del muelle del puerto de Valparaíso, veía cómo nos alejábamos poco a poco de los buques-escuela hispanoamericanos, nuestros hermanos.

Ya sabíamos de antemano que Valparaíso se presentaba como el puerto estrella de la regata ya que Chile era el país organizador de esta edición de la regata "Velas Latinoamérica". Aquí nos acogieron con mucho cariño, pero además vimos cómo los chilenos se esforzaron todos los días porque nosotros nos llevásemos un buen recuerdo de nuestro paso por su país.

El primer hito fue una Parada naval pegados a la costa de la bahía de Valparaíso, para lo cual tuvimos que levar antes de las 6 de la mañana. Pasamos muy cerca de la playa y a la altura de Viña del Mar disparamos una salva de honor. El Ceremonial Marítimo (libro que regula todo tipo de actos y ceremonias que tienen lugar a bordo) dice que cuando se visita una plaza (o ciudad) extranjera se debe rendir honores disparando 21 cañonazos (sólo se descarga la pólvora para hacer ruido). En este caso las autoridades chilenas pidieron que sólo disparásemos 17 salvas.

Después nos recibió a pie de muelle un “grupo de baile” que hasta nos cantó varias canciones que versaban sobre las hazañas del barco. Y justo después se escuchaba la sirena de la Bomba España (un camión de bomberos) que casualmente lucía un precioso pintado rojo y gualda y llevaba varias banderas de España.

Valparaíso es una ciudad curiosa, asentada sobre las laderas de los cerros y la orilla de la bahía de Valparaíso, da un aspecto de vejez alegre. No se muy bien como explicarlo, es como si una persona mayor decidiese llevar ropa moderna y colorida. De lejos se pueden distinguir casas de colores muy variopintos: rojo, amarillo, celeste, lila, etc. pero de cerca se puede ver que son casas muy antiguas a las cuales se les ha dado una segunda vida.

En total estuvimos cinco días y durante nuestra estancia en puerto no faltaron actividades. Tuvimos misa, Jura de bandera y recepción a bordo. También asistimos a las recepciones de los demás buques de la regata y a las organizadas por la Armada de Chile en tierra. Incluso jugamos un partido de fútbol. Visitamos el pueblo de Casablanca y sus famosos viñedos, cuyo prestigio es internacional.

Pero a diferencia de otros cruceros, en todos esos actos y eventos coincidíamos con nuestros compañeros de los demás buques-escuela: Colombia, Chile, Brasil, Venezuela, Méjico y Argentina y Uruguay y Perú; aunque estos dos últimos coincidimos menos tiempo. Aún así, desde el principio nos llevamos todos muy bien. A lo mejor es por el idioma o por nuestra cultura, no lo se, pero desde luego que hicimos muy buenas migas.

Y en cada puerto y cada evento en el que coincidíamos hacíamos más migas, hasta el punto de que el compañerismo se transformó en amistad. Nos dimos cuenta que las batallitas que contaba cada uno de su país o su Armada tenían su equivalente en el resto de países. No somos tan diferentes. Quizás unos eran más de tequila, otros de ron, pisco, vino o cerveza. A unos les gustaban los toros, otros vivían por el fútbol, algunos eran más de golf. Pero sobre todo éramos (y somos) hispanoamericanos, o latinoamericanos. Somos hermanos.

Me da pena que esta regata llegue a su fin. Bueno, la regata sigue, pero nosotros nos vamos ya porque tenemos que volver a España. De hecho, este crucero es algo “atípico” porque empezó un mes más tarde de lo habitual (y termina también un mes más tarde de lo habitual), y en parte ha sido para estar el mayor tiempo posible en la regata. El resto de barcos irán juntos al Caribe: Cartagena de Indias, Cozumel, Veracruz, Santo Domingo, … ¡lo que daría por ir a esos puertos!

No sé si volveré a coincidir con mis amigos, con mis hermanos. Es difícil porque nuestras armadas tienen misiones distintas, o más bien, tienen las mismas misiones en partes del mundo diferentes.

Pero quién sabe, en esta era que vivimos, en la era de la cooperación, de lo multinacional, de lo conjunto, quizás volvamos a navegar juntos con más frecuencia. Ojalá naveguen nuestros barcos por estos mares con más frecuencia. Y también que vengan ellos a España, que naveguen con nosotros. Hace 200 años que dejamos de hacerlo, pero sin querer volver al pasado, retomemos los lazos que se rompieron entonces.

Y con esos pensamientos nos alejamos del muelle y de los demás veleros, cantando Ojos negros, Si vas para Chile y Banderita.