EL "ELCANO" NAVEGA HACIA DUBLÍN ENTRE VIRADAS POR REDONDO, CENAS CON OLAS DE CUATRO METROS POR LA PROA, FÚTBOL CHAMPIONS Y AMANECER IMPOLUTO, RODEADOS POR LA BRISA Y EL AZUL DEL MAR

Categoría: Noticias
Publicado el Miércoles, 28 Mayo 2014 12:38
Escrito por jeronimo
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Se cumplen ya mas de diez días desde que largamos amarras del puerto de Manhattan y emprendimos rumbo al continente europeo, al otro lado del “charco”, tras una semana de enriquecimiento cultural en la siempre icónica ciudad de Nueva York.

“Charco” que hemos encontrado mucho más frío y lluvioso que meses atrás cuando hicimos el recorrido inverso del océano Atlántico desde Cabo Verde a Cartagena de Indias. Algo tenía que tener la diferencia de latitudes…  

Es imposible no hacer mención al clima que estamos teniendo estos días, pues toda actividad en cubierta, tanto en nuestro tiempo libre como en horario de trabajos, se ve influenciada por la lluvia y la densa niebla que nos han seguido desde que abandonáramos el río Hudson.

La zona por la que navegamos está permanentemente influenciada por borrascas que llevan asociados chubascos de forma intermitente, y la uniformidad es ahora obligatoriamente con ropa de aguas.  

De hecho, esta semana hemos navegado varias singladuras acompañados de un tren de borrascas que han dejado muchas lluvias y fuertes vientos, con rachas de fuerte temporal que llegaron a alcanzar los 50 nudos de viento real; el personal que participa en la maniobra ha tenido trabajo y en condiciones difíciles, desde luego merecen nuestro más sincero aplauso.

Los días grises hacen que la vida en la mar sea algo más difícil de llevar.  Dotación y alumnos hacemos menos vida en cubierta que cuando atravesábamos el Caribe; en el caso de los Guardiasmarinas porque a pesar de observar con poca frecuencia (el sol y las estrellas están ocultos tras las perpetuas nubes), disponen de poco tiempo libre: el curso llega a su recta final y comienzan a sufrir el bombardeo de los exámenes.

Pero también es cierto que cualquier día más o menos agradable se exprime al máximo, y es increíble cómo aumenta la actividad por combeses y alcázar, de proa hasta la toldilla, cuando la lluvia nos da un respiro. Los “cigarritos” y las tertulias tras la comida son más amenas que nunca con los que han pasado a ser inseparables amigos y compañeros de sueño y fatiga.

Navegar por latitudes nuevas nos ayuda a descubrir nuevas curiosidades, como el lugar donde el Titanic se encontró con un iceberg que causaría su trágico final. El Guardiamarina de Derrota nos mostró el punto, 104 millas al norte de nuestra posición. La tragedia sirvió para montar el sistema de vigilancia y aviso de posición de los icebergs y evitar así un nuevo desastre. Le damos un resguardo prudente que además nos sirve para no adentrarnos en los densos bancos de niebla de Terranova.

Esta es otra de las curiosidades de la navegación: la niebla. Omnipresente en la bahía de Nueva York, cuando creíamos que nos habíamos deshecho de ella, nos la volvemos a encontrar en medio del Atlántico. ¡Navegar durante días con una espesa niebla es absolutamente extraño! Acostumbrados a mirar por la borda para ver el cielo, contemplar el horizonte o buscar en la mar algún pájaro o delfín, con niebla la gente evita mirar a lo lejos, quizás temerosos de no ser capaces de ver lo que hay detrás de esa pantalla blanca, y busca la mirada corta, a veces incluso no apartando la vista del suelo.

Y es que lo que estamos viviendo en este crucero son experiencias para recordar toda la vida. Y el que diga que no, ¡que piense en la décima!  Todos, más o menos futboleros, recordaremos la décima Copa de Europa camino de Dublín, salientes o entrantes de guardia, agotados o recién levantados después de una guardia nocturna, surcando el enorme Océano Atlántico.

Una virada por redondo con velas altas y viento fresco por la aleta, un reparto de la cena con olas de cuatro metros por la proa, un partido de “Champions” al aire libre, sentado en la tapa de regala o en una silla de madera, un amanecer impoluto, rodeados por la brisa y el azul del mar,… “Para todo lo demás”, como dice el anuncio, “está Mastercard”, porque el Elcano no se paga con tarjeta de crédito.