XC CRUCERO DE INSTRUCCIÓN. VIDA A BORDO, 15 DE ABRIL DE 2018

Categoría: Noticias
Publicado el Sábado, 28 Abril 2018 15:46
Escrito por jeronimo
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Montevideo

Amaneció el "Juan Sebastián de Elcano" atracado en el puerto de la ciudad de Montevideo. Por la mañana salimos a la mar tras tres días en la capital uruguaya, esta vez en demanda de Buenos Aires. Para ello debíamos remontar unas 130 millas del Río de la Plata. Pero antes de entrar en eso os voy a contar cómo fue mi paso por Montevideo.

Lo primero al llegar a puerto es lo primero: hay una buena costumbre entre la dotación y los Guardiamarinas de mandar postales a nuestras familias y amigos, y lo primero que hacemos al llegar es buscar las más bonitas y escribir qué nos ha parecido la ciudad. Aunque aún no haya dado tiempo para ver mucho las mandamos cuanto antes porque no sabes si vas a tener otra oportunidad más adelante, no te puedes arriesgar.

Normalmente escribimos nuestras postales sentados en un restaurante o una terraza y aprovechamos para tomar algo típico, como por ejemplo un asado en la zona del mercado central. La carne en Uruguay está muy buena.

Dato curioso: Montevideo es la capital más austral de Sudamérica. Aunque se trata de una ciudad muy grande, el centro histórico no lo es tanto. Esto presenta una gran ventaja, y es que muchos de los monumentos, plazas y edificios históricos están relativamente cerca, haciendo muy factible pasear de un sitio a otro.

Como no podía ser de otra manera, tuvimos una recepción a bordo. Asistieron importantes autoridades militares y civiles de la ciudad y también Guardiamarinas y dotación de todos los barcos de Velas Latinoamérica 2018, como ya pasó en Río de Janeiro. Pero también tuvimos la oportunidad de ir nosotros a las recepciones de los otros buques-escuela.

También se celebró una Jura de Bandera y misa a bordo. Además, el Embajador de España en Uruguay nos invitó a una recepción en su residencia, la verdad es que nos trataron estupendamente.

Como veis, en Montevideo tuvimos muchas cosas que hacer y ver. Pero a mí lo que más me gustó de esta ciudad, es la gente. Desde que bajamos a tierra nos trataron con mucho cariño, como cuando visitas a tus primos, eso que hace mucho que no ves, pero parece que os visteis ayer por última vez. También demostraron este cariño viniendo a ver el barco durante los días que hubo visitas al público. Las colas para acceder al muelle bien podrían ser de al menos un kilómetro…

Esta escala nos ha permitido estrechar lazos de amistad con Uruguay en general y Montevideo en particular, nos vamos de aquí con un gran sabor de boca (y no solo por la carne).