XCI CRUCERO DE INSTRUCCIÓN.-VIDA A BORDO.- 4-06-2019

Categoría: Noticias
Publicado el Viernes, 07 Junio 2019 15:41
Escrito por jeronimo
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Nos encontramos en algún lugar del Mar del Norte, casi a la mitad o quizás algo menos del tránsito desde Lisboa a un lugar que no me atrevo a pronunciar en el Báltico, y a bordo de uno de los mejores buques de la historia de nuestra Armada, velero blanco de cuatro mástiles y más de nueve décadas de antigüedad. El "Juan Sebastián de Elcano" con rumbo al puerto de Szczecin (Polonia).

Comenzamos un nuevo día navegando. Soy el Marinero Juan Miguel Morales de la especialidad Maniobra, de la cual la disfruto cada vez más. Hoy nos despertamos antes de la diana. Nos espera un día un poco más largo de lo habitual en la que la 3°vigilancia de mar entra de alba (04.00 a 08.00) por lo que veremos un nuevo amanecer de los que pocos tienen el privilegio de disfrutar.

Formamos en el Alcázar para relevar, a babor nuestro equipo, entrante y a estribor los compañeros de la guardia saliente. Vamos a entrar de vigilancia. En primer lugar relevamos uno de los puestos más exigentes de la cubierta, el Guindola, situado en la parte posterior de la toldilla, junto a nuestra bandera y con turno de vigilancia cada 30 minutos, cuya función principal es la vigilancia constante por si tuviésemos algún caso de "hombre al agua" o contacto con alguna embarcación dar aviso al puente de gobierno para que actué en consecuencia.

Tras el relevo damos una ronda repasando, tanto las maniobras, como el velamen en busca de cualquier imperfecto que pudiera surgir.

Nada más empezar la ronda, nos informan de algo que nos gusta tanto a los maniobras, una maniobra para la vigilancia, pero no una cualquiera, una de la que solo por sus vistas combinado con un amanecer y a bordo del "Juan Sebastián de Elcano" es digno subir 50 metros. “¡Chavales ya sabéis lo que toca!” Con un buen viento y la mar marejadilla, vamos a completar el aparejo de la cruz: trinquete, velacho bajo, velacho alto y juanete.

Llega la hora de la maniobra, son las 06.30 aproximadamente, se palpa algo de tensión en el ambiente, no es un trabajo exento de riesgos, pero una vigilancia formada con un adiestramiento excepcional, formará un engranaje perfecto al son del chifle del Contramaestre de guardia. Se necesitan dos gavieros y rápidamente un compañero y yo nos ofrecemos voluntarios para subir. Se trata del Marinero Adrián Buendía, antiguo compañero de vigilancia desde el crucero anterior, tenemos la autorización para subir y emprendemos jarcia arriba, tu compañero ahí arriba es imprescindible y la coordinación con él que debes tener es esencial para que todo salga en perfectas condiciones. Recuerdo en mi primer crucero que me costaba subir por la jarcia pero lo tenía muy claro que con valor y constancia no podía dejar pasar la oportunidad de disfrutar el "Juan Sebastián de Elcano", siendo gaviero. Nuestra función hoy será sencilla pero por muy fácil que todo parezca a una altura de 50 metros les aseguro que se vuelve el doble de complicado que en cubierta. Llegamos a la altura del velacho alto, soltamos los cabos que aguanta la vela y todo marcha bien, continuamos con el juanete (vela más alta de la cruz) repetimos ejecución, todo con éxito, buen trabajo compañero, disfruta de estas vistas que no se ven todos los días! Avisamos al contramaestre para que nos de el listo para bajar, suena la pitada del chifle para bajar y los dos gavieros bajan.

Después de realizar un gran trabajo en las alturas, regresamos a la cubierta para el relevo y un buen desayuno.

En mi destino de maniobra llamado mayor popel o conocido como Alcázar, es el lugar donde dedicamos la mayor parte de nuestro tiempo los días laborables en la mar, aparte de ser el lugar de celebración de algunos de los actos que el buque realiza navegando como conciertos, relevos de vigilancias, misa en cubierta, y cualquier ceremonia en nuestra llegada a puerto, por lo que la imagen siempre debe estar en unas condiciones óptimas, para ello debemos empeñarnos a fondo, con reparaciones, restauraciones, limpieza e incluso en el abrillantado de la gran cantidad de metales que posee el buque en esa sección y no siempre es fácil por el factor de la mar, en el que el salitre y otros aliados siempre dañan los materiales. A las labores de trabajos, mantenimientos y limpiezas hay que añadir el trabajo de gaviero, de dar, cargar adujar o coser alguna de las tres velas que poseemos en nuestra sección. Tengo la gran suerte de pertenecer a un gran equipo, el que puedo considerar como una segunda familia, los cuales destacan por su empeño, entusiasmo, humildad, compañerismo y gran valentía hace el estar fuera de casa seis meses sea mucho más ameno.