EL "ELCANO" PROSIGUE SU TRAVESÍA DE SETE A MELILLA EN MEDIO DE UN CLIMA DE FRÍO, VIENTO Y MALA MAR. LA DOTACIÓN PARTICIPÓ EN LA PRIMERA CARRERA POPULAR "24 HORAS DEL ELCANO".

Categoría: Noticias
Publicado el Lunes, 17 Febrero 2014 19:16
Escrito por jeronimo
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Ya hace siete días que zarpamos de nuestra última escala, el entrañable puerto pesquero de Sète, en la Costa mediterránea francesa. A una semana con frío, viento y mala mar, pero que dentro de lo que cabe se llevó con normalidad (las clases se impartieron como estaba programado y la dotación hizo los trabajos y mantenimientos correspondientes), siguió un fin de semana muy animado a la par que original, acorde con lo especial que es y al aura tan emblemática que envuelven este buque.

Se celebró la I Carrera Popular “24 horas del Elcano”, con gran participación de toda la dotación, seguida de una amena comida en cubierta en la que nos reunimos en la misma mesa (lo suficientemente larga, eso sí) desde el Comandante hasta el último Marinero, como una gran familia.

Hoy lunes el turno de la comida se lleva a cabo con platos y vasos de plástico para evitar que la escora del barco nos deje sin vajilla. Tras ésta, un breve descanso y continúan las clases y trabajos. A las 18:15 comienza el periodo de descanso para toda la dotación, aunque debido a las condiciones, no podemos salir a cubierta para hacer deporte. Los alumnos aprovechan para repasar los exámenes que tienen esta semana, y el resto de la dotación se entretiene en sus cámaras y camaretas.

Debido al fuerte viento de temporal que sopló durante toda la noche y la madrugada, con rachas de más de cincuenta nudos, amanecemos el martes con la imagen de un Mesana que ha sufrido las inclemencias del tiempo y que como consecuencia algunos aros de envergue de la cangreja han quedado inoperativos. El personal del palo los reparará, como en alguna otra ocasión.

Esta es una de las secuelas de las condiciones meteorológicas en las que nos encontramos y de por qué un día más “se prohíbe circular por cubierta”. Será otro día con poca actividad en exteriores; algunos tienen comida con el Comandante, que invita a su Cámara a un grupo distinto todos los días para que vayamos conociendo este rincón tan singular del barco; entrar y salir de guardia, y más barloa de mal tiempo. Dejando el tiempo de lado hay que destacar donde nos encontramos: navegando al Sur de Cabo de Gata, frente a la costa almeriense, divisando en la lejanía tanto Roquetas de Mar como Sierra Nevada, que a estas alturas del año hace honor a su nombre.

Mitad de semana cumplida y ya sólo quedan dos días para entrar en puerto. El régimen del día es el de un miércoles rutinario, laborable en la mar. Amanece y observamos que las guardias nocturnas han dado el velacho bajo para cruzar el Mar de Alborán a vela, el tiempo nos da por fin algo de tregua.

Durante el día ha mejorado notablemente la mar, lo cual nos permite disfrutar de la cubierta y compartir buenos ratos con los compañeros. Por la tarde los guardias marinas presentan la recalada en el puerto de Melilla y exponen a continuación la conferencia sociocultural de la ciudad en su cámara. El resto de la dotación se reúne en el alcázar para recibir una conferencia similar de manos del Oficial de Seguridad de la dotación; se explican los principales peligros y atractivos turísticos de la ciudad melillense, y una vez consumada la charla continúan los trabajos y la guardia vuelve a sus labores.

Gracias a la mejora del tiempo el día de hoy ha sido llevadero, aunque no por ello relajado. Quedan apenas cuarenta y ocho horas para llegar a Melilla y se comienza a preparar todo para la entrada en puerto. Hay muchas ganas de llegar para descansar y disfrutar del que será para los alumnos de la ESENGRA, el último puerto en este Crucero de Instrucción.

El jueves se presenta como un día cargado de trabajo. Comienzan los trabajos a las ocho de la mañana, ya que el régimen es de intensivo en la mar y tenemos que seguir preparando el barco antes de arribar a puerto: limpiar y pulir metales, repasar mamparos, retoques de pintura por todas las zonas, alistar los toldos en toldilla, lijar y barnizar escalas y más maderas… Esta es una faceta del barco que lamentablemente uno solo conoce cuando está embarcado, y es de las cosas que más hay que valorarle a la dedicada dotación de este buque escuela.

No obstante, el buque se limpia con alegría y entusiasmo. Toda la dotación está en exteriores echándole mano a lo que sea necesario, y al pasear por cubierta se escucha la música de reproductores portátiles a la par que a los contramaestres, quienes dirigen con buen talante a sus hombres para que hasta el último detalle quede resuelto previo a la llegada a tierra.

La semana va llegando a su fin y, sinceramente, el júbilo nos embarga, ya que después de once días en la mar en los que nos hemos visto envueltos en más de un bandazo por el temporal, vemos tierra firme y empezamos a pensar en el atraque en el puerto de Melilla.

Poco nos queda para disfrutar de la estancia allí y recargar pilas para los próximos cinco días de tránsito al Arsenal de la Carraca. Es en días como hoy, víspera del último puerto de la navegación, cuando uno se para a pensar en las pocas singladuras que quedan antes de llegar a San Fernando.

Será entonces cuando finalice esta primera parte del LXXXV Crucero de Instrucción, cuarenta días en la mar en los que hemos tenido tiempo de disfrutar y, a la vez, de sufrir en donde el marino se siente más dichoso, en la mar. Por una parte hay ganas de llegar y ver a nuestros seres queridos, pero por el otro también hay un sentimiento de que esto no llegue a su fin, ya que a bordo también nos hemos hecho los unos a los otros formando una gran piña.