Como cada domingo, día de nuestro Señor, el incansable trabajo de la dotación se disipa dando paso a una jornada de mayor descanso, permitiendo, entre otras cosas, la celebración en la Cámara de Guardiamarinas del Santo Sacrificio de la misa. Por otro lado, hoy, los alumnos presumen de no tener clases y de poder disfrutar de alguna que otra hora de sueño adicional.

El día comenzó lluvioso. El cielo nublado sembraba dudas de cara a la organización de la comida en cubierta de los domingos, costumbre que la dotación estaba deseosa por retomar. A mediodía, el tiempo dio el respiro que necesitábamos. La preparación de la comida corría a cargo de los guardiamarinas, que desarrollaron un excelente trabajo disponiendo todo lo necesario, cocinando, recogiendo y limpiando. Personalmente, pude disfrutar de la mañana en el equipo de cocina, donde con alegría y trabajo en equipo pudimos sacar a tiempo un entrante de criollo y patatas gourmet, y un delicioso arroz con costillas. La dotación quedó realmente satisfecha y nosotros, pudimos experimentar esa satisfacción propia del cocinero al ver a los compañeros relamiéndose con sus platos ya vacíos. Sin embargo, no puedo sino reconocer el enorme mérito del personal de cocina, que no solo nos ayudó en la preparación sino que nos permitió conocer en que consiste su trabajo diario al calor de las ollas y los fogones. Desde aquí, me gustaría agradecer a todas las personas de cocina su esfuerzo, dedicación y pasión en la persecución, día a día, de un trabajo bien hecho para alimentar (y de que deliciosa manera) a toda la dotación del barco.

En el transcurso de la comida, entre la música, las conversaciones y las risas, se hizo el silencio para presenciar el espectáculo que nos tenían preparado nuestros compañeros Sara, Manuel y Rafa. Guitarra en mano, despertaron las voces de todos con canciones como "Rosas", "Soldadito Marinero" o "Sirenas".

Entrada la tarde, habiendo quedado todo recogido y limpio, la dotación, a excepción de la inalterable guardia, pudo disfrutar del tiempo libre haciendo deporte, jugando a juegos de mesa o leyendo. Y por esta última y noble tarea, como no podía ser de otra manera, aprovecho para desear un feliz "Día del Libro", día de esos compañeros imprescindibles de travesía, que nos sumergen, nos transportan, nos emocionan y nos convierten, sencillamente, en mejores.

Finaliza la singladura, y por mi parte me despido de ustedes, lectores, no sin antes enviar un cálido abrazo a mi padrino, mi tío Javier y a mi madrina, mi prima Inma, con quienes añoro un reencuentro no muy lejano. También, deseo dedicar mis más cariñosas palabras a Laura, para darle ánimos en un momento decisivo de su carrera de Medicina, y cuya vocación y esfuerzo son ejemplo para mí.

En la mar, a bordo del B/E "Juan Sebastián de Elcano", a 23 de abril del 2023, GM Carlos Campos Calero.