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Categoría: Noticias
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Publicado el Martes, 14 Abril 2015 13:11
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Escrito por jeronimo
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Una nueva mañana, más bregada de lo habitual, comienza a bordo del “Juan Sebastián de Elcano”. A pesar de contar con cielos despejados y una temperatura más suave que cruzando los impresionantes Canales Patagónicos, la notable mar de fondo que nos acompaña desde que abandonamos los canales chilotes, con aproximadamente 4 metros de altura de ola, provoca que cualquier tipo de tarea, desde la más básica, sea algo más incómoda.
Aunque el viento es escaso y no permite navegar a vela, la actividad en cubierta continúa siendo intensa. Ante la ausencia de lluvias, los contramaestres aprovechan para realizar todos aquellos mantenimientos de lijado, matizado y barnizado siempre necesarios que caracterizan la jornada de hoy. Es este esfuerzo y dedicación de toda la dotación, el motivo fundamental de que nuestro octogenario “Elcano”, veterano de 88 años, siga manteniendo un aspecto tan fantástico.
Los Guardiasmarinas seguimos extrayendo todos los conocimientos que podemos de los experimentados Oficiales de la Armada Chilena (Cristian y Gabriel) embarcados como prácticos de navegación. Nos han acompañado en nuestra navegación por los canales patagónicos y chilotes y tras varias noches de guardia en el puente, y singladuras, uno ya puede asegurar que son como un profesor más de la dotación. Nos dirigimos a ellos especialmente los alumnos que estamos preparando la recalada profesional del puerto de Valparaíso así como la correspondiente conferencia cultural afinando a la hora de aconsejar zonas de interés, lugares y cosas a visitar de la ciudad que ninguno de nosotros debemos perdernos.
Aunque la noche es fresca, las temperaturas han subido algo desde nuestro paso por los canales patagónicos y el frío no es obstáculo para que tras el reparto de la cena unos cuantos alumnos nos juntemos en el alcázar a charlar y tocar la guitarra. Esta es una actividad a la que cada día se suman más adeptos y que durante nuestro tránsito por las frías aguas que descubrió Magallanes no hemos podido realizar. Además era tiempo de aprovechar a empaparnos de derroteros, libros y cartas que por nuestro lado pasan así como de disfrutar de las increíbles vistas que la naturaleza nos brinda a lo largo de nuestra gran aventura de cruzar los canales.
Al dia siguiente por la mañana por fin nos alcanza viento favorable para dar velas y navegar como este buque se merece, sin ayuda de medios motorizados. A 0830 horas a la voz del Comandante se toca Maniobra General para dar aparejo y en cosa de minutos el buque viste de blanco su arboladura, dándose desde los cangrejos hasta velas de la cruz pasando por velas altas. A estas alturas de crucero, todos nos sentimos orgullosos al comprobar la soltura y adiestramiento adquirida para manejarnos por vergas y jarcias. Para todas las maniobras en alturas Guardiasmarinas y miembros de la dotación subimos a los palos desempeñando funciones de gaviero. La pericia y experiencia de los gavieros de la dotación es indiscutible, pero gracias a nuestros conocimientos adquiridos en el aula junto con la experiencia ganada desde el pasado enero, ¡qué lejos queda aunque parezca que fue ayer!, nos desenvolvemos como pez en el agua.
Esa misma tarde, sobre las 1730 horas, se toca nuevamente Maniobra General para virar por redondo y cargar las velas altas. Una vez más, como en muchas otras maniobras a lo largo del crucero, le toca tomar la voz en el puente a un compañero de promoción, el cual templa sus nervios y mentalmente repasa las voces reglamentarias que guiarán a todo el barco a ganar la virada. Una vez más el resultado es un éxito y como muestra de reconocimiento de su hazaña el Comandante le entrega una camiseta que así lo atestigua.
Tras un día de duro trabajo maniobrando velas y realizando trabajos en cubierta, empezamos a primera hora de la noche a celebrar nuestra particular Semana Santa que estamos viviendo en la mar. El Capellán ha organizado un Via Crucis voluntario por cubierta, a semejanza de las tradicionales celebraciones de muchos pueblos y ciudades de España, y la dotación y alumnos nos congregamos para compartir un momento íntimo y espiritual con el rubor de las olas y el viento de telón de fondo.
Ya es día 1 de abril y las temperaturas inician un ligero ascenso con el sol calentándonos desde primera hora de la mañana. El día transcurre con normalidad. Tras el ocaso, de buena anochecida como solemos decir cuando éste tiene lugar con horizontes claros y cielos despejados, los Guardiasmarinas retomamos nuestra relación amor-odio con el aparato naútico que tan fielmente nos ha acompañado desde Cádiz: nuestros sextantes. Desempolvadas las cajas en los que los guardamos, vamos ocupando la cubierta en busca del mejor sitio para realizar la observación del crepúsculo vespertino. Nuestros compañeros de Infantería de Marina nos apoyan dándonos la referencia de tiempo a la observación, imprescindible dato para más tarde en la cámara de Guardiasmarinas resolver el problema de cálculo de la posición.
Sin embargo hay tiempo para todo, cosa que uno aprende a bordo. La gestión del tiempo es una de las materias que no se aprende en los libros y que tan sólo se aprende en la mar. A 21:00 horas hacemos un paréntesis en nuestro trabajo para ver como un grupo de Guardiasmarinas impartimos en el alcázar una conferencia de ocio y cultura sobre la ciudad de Valparaíso y el país de Chile en general para la dotación. Dicha conferencia es algo habitual y con ella cumplimos una doble función: acostumbrarnos a realizar exposiciones en público y mostrar a toda la dotación las principales zonas de interés cultural, ocio y esparcimiento que van a poder encontrar en nuestra próxima escala. Son exposiciones siempre agradecidas, aclarándole a más de uno las últimas dudas y cuestiones que puedan surgir referentes a nuestro puerto a visitar. Acto seguido, otro grupo de alumnos expone la conferencia de seguridad del puerto de Valparaíso dando unas recomendaciones de zonas a evitar y de las precauciones que debemos tener durante nuestra estancia. Finalizadas las conferencias, volvemos a la calculadora, almanaque náutico e identificador de estrellas.
Hoy es jueves Santo, víspera de entrada en puerto, y el régimen del día es intensivo en la mar. A pesar de ser éste un tránsito en el que se esperaban lluvias y mal tiempo no ha sido así en absoluto y para culminar el trabajo diario que se viene haciendo durante varias singladuras, en estas pocas horas que quedan antes de atracar en puerto, la dotación se esfuerza al máximo y completa todos los trabajos necesarios para que el buque ofrezca su mejor imagen: limpieza de metales, baldeo de cubiertas, barnizado de maderas, aferrado de velas, pintado de mamparos,…
Por la mañana los Guardiasmarinas continuamos con los periodos lectivos y quehaceres académicos. Mientras unos estudiamos y adelantamos algo de trabajo, que nunca está de más, otros realizan pruebas de conocimiento de suficiencia de la asignatura de Diseño de Máquinas. Por su parte, los Infantes de Marina también tienen una prueba de conocimiento de la asignatura de navegación. ¡Esperemos que tengan suerte y les salgan bien!
Por la tarde, un grupo de Guardiasmarinas presenta la recalada profesional de nuestra próxima escala en el puerto de Valparaíso. Lo hacen en inglés y ante un gran auditorio, entre los que destacan los dos Oficiales de la Armada de Chile, Cristian y Gabriel, que tanto nos han ayudado en la labor de preparación de esta conferencia. A continuación, como es tradición, dos Guardiasmarinas nos deleitan con unos minutos musicales interpretando primero una canción típica chilena en honor a los Oficiales de la Armada de Chile mencionados, el clásico del pop español “Laura no está” y el ya más que aplaudido “Over the Rainbow”, canción que ya se ha convertido en un clásico en este Crucero de Instrucción. Posteriormente otro grupo de Guardiasmarinas expone una interesante conferencia sociocultural de Valparaíso y de Chile, remarcando también las medidas de seguridad y consejos que debemos seguir durante nuestra estancia, también explicados el día anterior en el alcázar para la dotación.
Antes del ocaso fondeamos en la Bahía de Valparaíso, filando 3 grilletes de la cadena de estribor, en un buen tenedero y rodeados de numerosos barcos, mercantes y militares, cerca del faro del Molo de Abrigo de la Base Naval de Valparaíso.
Las vistas al puerto son espectaculares y el buen tiempo anima a que la cubierta se llene de instrumentos musicales. No faltan ni guitarra, ni uquelele, ni armónica ni incluso una flauta. Nunca nos imaginamos que nos íbamos a entretener tanto de esta manera, sin embargo es otra de las muchas cosas que gratamente nos ha sorprendido en nuestra vida a bordo y el buen ambiente que se respira por la cubierta, es el propicio para ello juntándonos todas las categorías cada noche despidiendo el día cantando y riendo. No hay manera mejor.
A escasas yardas se encuentran los cerros de la ciudad porteña y todos tenemos grandes expectativas y muchas ganas de conocer la famosa ciudad de Valparaíso y sus alrededores. Quien sabe que nos deparará esta escala pues, aunque ya estuvimos en territorio chileno durante la escala en Punta Arenas, cada puerto es una experiencia única, bonita y divertida a su particular manera….