Comienza la singladura en demanda del puerto de Manzanillo, Méjico.
Tras aprovechar las últimas horas libres de nuestra estancia en Santo Domingo, llega la dotación (entre ellos nosotros, los guardiamarinas) al barco. Rápidamente el buque se prepara para zarpar de puerto y, tras un rato más o menos corto, nos vemos en los tranvías despidiendo con nuestras gorras a todos aquellos que estaban en el muelle para vernos partir. A pesar de haber pasado por esta misma situación ya un par de veces, comentamos entre nosotros que uno nunca se acostumbra a ese momento de abandonar el puerto, sobre todo si este ha sido uno memorable, como es el caso.
Y es que inmediatamente después de bajar de los tranvías, nos vemos envueltos en una Maniobra general para izar los "cangrejos" y dotar al buque de lo que le más le caracteriza: velas.
Ya finalizada la maniobra, entra la primera guardia de mar. Comienza entonces para el resto una difícil tarea de reorganización de taquillas para conseguir encajar las compras y regalos adquiridos en el dinámico centro colonial de la ciudad. No siendo todos igual de previsores y teniendo algunos mayor capacidad para la ‘visión espacial’ que otros, conseguimos antes de la cena (para algunos a 1900, para otros una hora más tarde) dejar nuestros sollados arranchados y en buen estado de policía, con todo bien estibado para aguantar los restantes cuatro meses de navegación que nos esperan. Porque hoy, día 9 de marzo, hace exactamente dos meses que la mayoría de nosotros (salvo los afortunados que por proximidad tuvieron un día más) se despidieron de familia y amigos para empezar esta nueva gran experiencia.
Finaliza el día con la observación de estrellas en el crepúsculo vespertino; -retomando costumbres-. Los guardiamarinas se retiran a descansar para coger con ganas el festivo de mañana. Domingo en la mar, día que no paramos de navegar, pero que nos ofrece un pequeño respiro del ritmo constante de clases que vivimos toda la semana. Por suerte o por desgracia, este domingo nos pilla ya descansados (o así debería haber sido, porque efectivamente a veces en puerto se duerme menos que en la mar) y nos ofrece una pequeña prórroga antes de entrar de lleno en la rutina.
En la mar, a bordo del BE "Juan Sebastián de Elcano" a 9 de marzo del 2024,
GM1º Daniel Redondo Contreras