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Categoría: Noticias
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Publicado el Sábado, 07 Marzo 2015 21:28
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Escrito por jeronimo
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Atrás quedan ya los inolvidables ritmos de samba y alegría del carnaval de Brasil. Hoy, 27 de febrero, ya hace varias singladuras que partimos de Río de Janeiro y ya estamos metidos en nuestra faena diaria en la mar con el ritmo de los tangos de Uruguay en el horizonte.
El ritmo o la sintonía que ahora nos rodea es completamente diferente. Un sinfín de peculiares y característicos sonidos acompañan a este octogenario y emblemático buque: el vaivén de las velas, la tensión de las contras en las idas y venidas de la baluma de los cangrejos, el ruido de la lija al perfilar los cabilleros, propaos, escalas, regalas y zócalos repartidos por la cubierta del buque, todos ellos de madera de ukola; el firme chifle que llama al personal de la guardia de cubierta o dirige con sazón la maniobra e incluso el incombustible Marc Anthony animando al personal de cocina las horas previas a las comidas.
A bordo se viven cosas inolvidables. Sentimientos quizá difíciles de explicar que sólo se pueden comprender pisando esta cubierta, la misma cubierta sobre las que han navegado más de 20.000 marinos españoles.
En el día de la fecha celebremos el 478 aniversario de la creación del Cuerpo de Infantería de Marina. Para conmemorarlo se celebra un sencillo y castrense acto en la toldilla en el que participan los Guardiasmarinas de Infantería de Marina de la promoción 146, los componentes de la Banda de Música, en su mayoría Infantes de Marina, y una comisión de Oficiales, Guardiasmarinas de Cuerpo General, Suboficiales y Cabos Primeros. Durante el acto, un guardiamarina hace lectura del Real Decreto por el cual se reconoce la antigüedad al Cuerpo, entonándose a continuación el Himno de Infantería de Marina.
Mientras, más a proa, el destino de maniobra continúa con las labores de trimado de la jarcia firme de la arboladura del barco. Con el esfuerzo de todos los integrantes del destino (de “rey a paje”, como se suele decir), se aprietan los tensores de los cables que fijan la posición del palo trinquete, los foques y el bauprés. Es una ardua tarea que ha costado muchas horas terminar pero en la que los encomendados han puesto su mayor entusiasmo, como de costumbre, para obtener un resultado excelente.
Al ponerse el sol se toca el esperado reparto de la cena tras un largo viernes de duro trabajo. Algunos privilegiados disfrutarán hoy de otra edición de “la Calle de las tapas” en el combés de babor; el olor a tortilla de patatas recién hecha, las empanadas, los montaditos tras los cuales nos reunimos mientras van surgiendo interesantes conversaciones. Damos así el pistoletazo de salida al fin de semana.
Hacer deporte, tomar el sol, leer un libro en cubierta, jugar a las cartas, escuchar música, practicar con la guitarra y el uquelele, etc… Cada uno distribuye su tiempo con lo que más le apetece. Durante las noches del sábado y domingo se proyecta una película en cubierta y, dotación y alumnos, disfrutamos del séptimo arte en nuestra particular noche de cine al aire libre en cubierta.
Durante la estancia en Brasil embarcó a bordo un Teniente de Navío de la US Navy para ejercer las labores de profesor nativo de inglés durante el presente Crucero de Instrucción. Está actualmente destinado en Nápoles, es submarinista y especialista en máquinas. Como profesor a bordo se centrará en impartir clases teóricas y sobre todo prácticas en su lengua materna, tanto a alumnos como a dotación, quienes sacarán un gran rendimiento en estos tiempos en la que el manejo de una segunda lengua se ha convertido en algo imprescindible en prácticamente todos los ámbitos profesionales.
La madrugada del sábado al domingo cambiamos la hora de a bordo para llegar con el mismo huso horario que el que tienen en nuestra próxima escala: Montevideo. Las 0330 horas se convierten en las 0430 horas de un plumazo, volvemos a tener tres horas de diferencia con España, información muy a tener en cuenta no solo al llamar, sino también para el “Whatsappeo” con España.
La jornada dominical transcurre afable, con vientos favorables y un sol que sin llegar a abrasar, como en latitudes más ecuatoriales, calienta y anima la vida en cubierta.
El menú del día es tan rico como recurrente comparado al de cualquier otro domingo: chocolate con churros en el desayuno, bocadillo de jamón serrano con tomate a media mañana y paella y solomillo con patatas para comer. Los cocineros nos miman mucho, ya que el desgaste a bordo es continuo, y la calidad de la comida es sublime. Guardando distancias, claro está, con la de mamá o la mujer, por supuesto…
Comienza esta semana, más corta de lo habitual, por la inminente llegada a la capital de Uruguay, Montevideo, próxima escala del viaje.
El día de hoy se caracteriza por las distintas conferencias programadas en la Cámara de Guardiasmarinas y en el alcázar. Además, por la mañana se toca Maniobra General para dar el aparejo de cuchillo y cargar el trinquete cruz siguiendo el role del viento para seguir navegando a vela por la derrota prevista.
Al mediodía tiene lugar la primera de las citadas conferencias: una muy interesante presentación sobre un tema de actualidad e interés: “Las Islas de Basura” en la que un grupo de alumnos explica este problema ecológico, en su mayoría en los océanos Atlántico y Pacífico, sus causas y consecuencias, finalizando la sesión con una propuesta de soluciones. Por la tarde, otro grupo de Guardiasmarinas, imparten en inglés la recalada profesional de entrada en el puerto de Montevideo. Tras ésta, como ya es habitual a bordo, tienen lugar unos breves minutos musicales, y un talentoso guardiamarina interpreta con su uquelele la canción “Over the Rainbow” ante la fascinación de todos los presentes. Acto seguido se expone la conferencia de ocio y cultural sobre la ciudad de Montevideo.
Más tarde, terminando el día como siempre que el tiempo lo permite, el personal franco de guardia asiste al concierto de la banda de música en el alcázar. En esta ocasión éste se interrumpe con una magnífica puesta de sol, en la que toda la dotación damos frente a la Bandera mientras entonamos la tradicional oración marinera siguiendo los acordes de la banda de música. Por el través de estribor se empiezan a ver las primeras tierras uruguayas de Punta del Este, y la sensación es…como descrito anteriormente, “inolvidable y difícil de explicar”…Después de la cena, un grupo de guardiamarinas imparte en el alcázar tanto la conferencia cultural como la de seguridad del puerto de Montevideo dándonos una visión global de lo que podemos hacer en la ciudad así como las precauciones a tener durante la escala.
Con las primeras luces del día observamos una de las imágenes más bonitas del Crucero de Instrucción. El horizonte va clareando poco a poco mientras el sol aparece poco a poco justo por nuestra popa dando, más brillo y color si cabe, a la Bandera de España izada en el asta de popa mientras entramos en la canal de acceso al puerto de Montevideo.
Procedemos a fondear y así poder para preparar el barco para nuestra entrada mañana en Montevideo. Nos encontramos a escasas 10 millas de la ciudad y a 0815 horas se realiza fondeo de precisión quedando fondeados con el ancla de estribor, filando 1 grillete y medio en un fondo de fango y arena de 11 metros de sonda, al 188 de Isla Flores 6,4 millas náuticas.
La mañana transcurre en régimen de intensivo en la mar: todos colaboramos en las labores de preparar el barco para entrar en puerto. Por la tarde los Guardiasmarinas realizamos un examen de la asignatura de Formación Militar mientras el resto del barco sigue con sus funciones de limpiezas intensivas. Comprobamos de primera mano uno de los fenómenos más característicos de esta zona que el profesor de meteorología nos ha enseñado en la clase: los Pamperos. A nuestro alrededor observamos como una gigantesca nube negra se abalanza sobre el estuario del Río de la Plata. En pocos minutos se dejan sentir sus efectos con viento de hasta 45 nudos seguido de lluvias torrenciales y que reducen la visibilidad a escasas yardas. También vemos uno de los efectos que puede sufrir un barco al estar fondeado estudiado en nuestro primer año de formación en la Escuela Naval: garrear.
El ancla de estribor del barco garrea obligándonos a levar, capear el temporal y enmendar nuestro fondeo una vez las rachas de viento se entablan en viento fresquito. Quien nos iba a decir que en este día aprenderíamos una de las lecciones más importantes para nuestra carrera profesional: nunca bajar la guardia y estar preparados para afrontar cualquier situación. Por la tarde desfogan chubascos débiles aislados que impiden el trabajo en cubierta y cualquier otro tipo de actividad, excepto los Guardiasmarinas que continúan con sus clases programadas.
Finaliza así un tránsito en el que hemos podido observar las condiciones cambiantes típicas de estas latitudes con la evolución completa de una borrasca que desplaza a un anticiclón haciendo que los vientos nos sean contrarios primero y favorables después para finalmente escasear en nuestra aproximación al Estuario del Rio de la Plata y ver como este octogenario barco capea un Pampero como si todavía fuese un chaval.
