Recién salidos los primero rayos del sol, nos hemos levantado para dar la bienvenida a un día más en la mar. Desde esta mañana, las olas han estado golpeando continuamente el casco del barco por nuestra banda de estribor, incluso las más altas de estas han logrado saltar sobre la cubierta bañando con agua salada a aquellos que se decidieron a madrugar para hacer deporte en el alcázar. No obstante, gracias a nuestra Señora del Carmen el oleaje ha ido bajando de intensidad a lo largo del día, aunque mi atrevida inconsciencia tienda siempre a querer una mar embravecida.
Tras una mañana de estudio en la Cámara de Guardiamarinas, nos ha llegado una de las mejores novedades que podrían habérsenos presentado: el arreglo de la amasadora. Por fin y de vuelta como en los primeros días de navegación, vuelve a abundar el pan. Y así ha quedado de manifiesto en la hora del bocadillo, cuando unas cantidades muy generosas de pan con jamón han tocado para cada uno.
Mientras que el grupo A de clases acudía a un seminario de la asignatura del CUD, el resto de grupos ha asistido a las clases de deporte bajo una buena solana, que para los que nos habíamos cortado el pelo exageradamente la noche anterior, ha acabado en una lección personal sobre la importancia de usar crema solar con el pelo rasurado.
El resto del día ha transcurrido con total normalidad, entrelazando las guardias, estudios y clases propias del horario. Así hasta fin de actividades, aprovechando desde entonces al máximo el poco tiempo libre para hacer deporte, estudiar el examen de Operaciones Anfibias que tenemos mañana los Infantes o asistir a la Misa diaria.
Bajo un cielo parcialmente estrellado por la influencia de las nubes, y una impresionante luna gibosa creciente, hemos despedido este martes 20 con un animado concierto en cubierta. Son enormes las ganas de llegar a Santo Domingo, y solamente pensar en la huella que nuestros compatriotas hace 500 años tuvieron a bien en dejar en la isla hace de nuestra singladura una buena oportunidad, entre otras tantas cosas, de enorgullecernos de nuestro pasado.
Quiero aprovechar y a título personal enviar un abrazo muy fuerte a mis padres, hermanos, abuelos, tíos y primos. Mis padres suelen preguntarme siempre por cuándo escribiré en este apartado, y aquí está por fin. Hermanos, me acuerdo mucho de vosotros, ojalá estuvierais aquí para vivir esta aventura conmigo.
En la mar, a bordo del B/E "Juan Sebastián de Elcano", a 21 de febrero del 2024
El GM1º Pablo Linares Goenaga