Comienza el día una vez más con el característico toque de diana a las 0700 horas huso horario S, dando el pistoletazo de salida a una nueva singladura surcando el Pacífico en demanda del puerto de San Diego.
Habiendo dejado atrás el caluroso recibimiento de nuestros hermanos latinos y pasado el común episodio de añoranza tras abandonar puerto, ponemos proa a California y motivados por la corta travesía que nos separa de dicho rincón del planeta abrazamos el periplo con fuerza.
Durante el día de hoy nos hemos visto envueltos en un temporal obligándonos a reducir el velamen a tan solo trinquetilla y a los cangrejos del trinquete y popel. El viento y la mar han arreciado a lo largo de la mañana zarandeando el casco en todas direcciones pero con la proa firme en el destino esperado.
Las clases comienzan según lo previsto a las 0800 hasta las 1235, impartiendo materias relacionadas con Historia naval, Logística o Derecho marítimo. Lecciones que actúan como piedra angular que poco a poco forjan el carácter y templanza de los 0ficiales de la Armada con el objetivo de transformarlos en los mejores profesionales posibles.
Dependiendo de la hora de la meridiana (hora a la que el sol alcanza su cénit) observan unos guardiamarinas u otros divididos en dos turnos de comida, el primero a las 1300 y el segundo a las 1400. Tras haber tomado las observaciones si se dispone del valioso tiempo se trata de descansar lo posible antes del comienzo de las clases a las 1600.
A dicha hora, continúan las clases militares hasta las 1735. Sin embargo, al ser sábado solo impartimos clases por la mañana, teniendo la tarde libre para realizar deporte o cualquier otra actividad de ocio.
Así pues, tras una ardua semana de trabajo y clases ponemos fin a la semana a lo que asignaturas se refiere, compaginando por supuesto las susodichas con las responsabilidades y obligaciones que reposan sobre nosotros en las guardias de mar.
A título personal y como reflexión, creo que cada guardiamarina embarcado hoy aquí es incapaz de explicar con palabras la profunda felicidad que sentimos al estar embarcados en nuestro Embajador y Navegante. Conviviendo y aprendiendo como se ha hecho durante tantos siglos y estrechando los lazos que nos unen con estas aguas y con la valentía de aquellos marinos que nos precedieron.
No quería acabar sin antes mandar un afectuoso abrazo a mis padres, a mi hermano Juan y a mi novia Teresa. Soy plenamente conocedor de la dureza de la distancia pero el tiempo corre veloz y cuando por fin diviséis la silueta del "Juan Sebastián de Elcano" en el horizonte regresando a Marín, nos daremos cuenta de que la espera siempre mereció la pena.
A bordo del B/E "Juan Sebastián de Elcano" a 6 de abril del 2024,
Guardiamarina de Primero Félix Castejón Clar